El escritor dominicano-estadounidense,
ganador del Premio Pulitzer en 2008 por "La maravillosa vida breve de
Óscar Wao", acaba de publicar una nueva colección de cuentos, su tercer
libro. Esta semana, además, ganó la prestigiosa beca MacArthur. En esta nota
reconstruimos su filosofía de la escritura a partir de varias video-entrevistas
online.
Por Andrés Hax
Junot Díaz es un escritor lento. El mismo
lo confiesa. Su primer libro, una colección de cuentos titulado Drown, se
publicó en 1996 (Los Boys, se llamó en español). Su novela, La maravillosa vida
breve de Óscar Wao, la escribió en once años y se editó en 2007. Acaba de
publicar su tercer libro, una segunda colección de cuentos titulada This is how
you loose her (Así es como te la pierdes). Los tres libros fueron best-sellers
y el segundo ganó el Pulitzer. Es decir, lentitud no es un término peyorativo.
Además, en todo caso lo que es lento es su ritmo de publicación, porque como la
mayoría de los autores, escribe muchísimo más de lo que publica.
Díaz nació en la República Dominicana en
1968 y llegó a los Estados Unidos, al estado de Nueva Jersey, con su familia,
cuando tenía seis años. No hablaba inglés. Su realidad era de una comunidad
inmigrante pobre. Desde su adolescencia fue un lector voraz, con interés
especial en la ciencia ficción, el horror, la fantasía y los cómics. De hecho,
uno de los grandes libros no publicados de Díaz es una novela pos-apocalíptica
con monstruos que se devoran a los humanos. Habla de esta novela, Monstro en
una reciente entrevista con la revista WIRED, donde cuenta que al comenzar su
carrera se imaginaba publicando libros de ciencia ficción tanto como de ficción
literaria.
El futuro de Junot Díaz acaba de cambiar
radicalmente. Esta semana ganó la prestigiosa beca MacArthur. Una beca a la que
no se postula, que se otorga a gente creativa de diversas disciplinas para que
se sientan liberados de las presiones económicas y así avanzar en sus prácticas
libremente. Consiste en una suma de 100.000 dólares por año durante cinco años,
sin ninguna responsabilidad u obligación a modo de contraprestación.
Por más "escasa" que sea la
obra de Díaz, él mismo ha sido muy abierto a la prensa y ha dado muchas
entrevistas. En estas ocasiones se entrega con mucha voluntad y contesta con
inteligencia y rigor. Por lo tanto, es posible rastrear el archivo de sus
apariciones públicas y formar una muy rigurosa idea de sus creencias
artísticas. Díaz enseña escritura en MIT. Además de escritor es un intelectual
y un docente.
En lo que sigue de esta nota hemos
compilado una antología de declaraciones de Junot Díaz acerca del arte de
narrar y los problemas centrales que tiene que resolver un escritor en su arte.
Las fuentes, citadas en el texto con links, son todas video-entrevistas
disponibles online.
Sobre la estrategia
de escribir una novela
Mira, estás escribiendo un libro, y al
fin, solo hay una persona hablando en este libro —tu— es eso nomás. Y lo que
tienes que hacer es averiguar una estrategia para que la gente se crea que lo
que se está encontrando es el mundo. Que con lo que se encuentran son múltiples
voces, muchas comunidades, colectividades. Que se están encontrando con lo
estridente que es la Vida. En un nivel básico, estás intentando dar una
verisimilitud realista… Para mí, una de las estrategias —hay muchas
estrategias— es que esto es un problema narrativo que requiere una solución
estratégica, para mí una de ellas era introducir estas múltiples voces. Que
aunque tuvieran las mismas raíces, parecían lo suficientemente diferentes como
para darte la sensación que estuvieras en una habitación con una comunidad. Es
el intento de darle una cosa ridículamente inerte y de dos dimensiones la
sensación que está conectada de alguna manera a nuestra vida.
(De un video tomada durante el
International Festival of Authors in Toronto en 2008)
Sobre la sensaciones
de duda y autocuestionamiento que se experimentan a la hora de escribir
Hay una enorme cantidad de duda… Te pasas
mitad del tiempo pensando si te vas a tirar por un puente. Pero la verdadera
pregunta, o el punto verdadero, es: si no estás perdido entonces estás en un
lugar que otra persona ya ha encontrado. Si te sientes confortable, estás en
territorio ya mapeado. ¿Para qué sirve estar en territorio ya mapeado? Si vas a
pasar X cantidad de años escribiendo un libro, más vale que hagas algo que sea
nuevo. Y eso requiere que estés totalmente perdido. Lo nuevo requiere que estés
totalmente perdido…
(De un video tomado durante el
International Festival of Authors in Toronto en 2008)
Sobre cómo uno nunca
sabe cuál es el libro que realmente tiene que escribir
La maravillosa vida breve de Óscar Wao
fue un poco un accidente. Era un trabajo que estaba haciendo a un costado.
Estaba intentando escribir una novela sobre la destrucción de la ciudad de
Nueva York y los sucesos posteriores unos veinte años después. Y lo estaba
pasando muy mal. No pude pensar bien el tema. Esto era como en 1998, 1999 y
2000. Y un día, estaba viviendo en la ciudad de México, y estaba en una fiesta,
y este personaje entró en mi cabeza completamente formado: quién era, su
familia, sus relaciones… todo saltó a mi cabeza. Y no pensé nada de esto.
Comencé a escribirlo pero pensé que me estaba distrayendo de mi novela
verdadera. Lo cual era absurdo, porque esa era mi novela verdadera. Pero en mi
mente yo era tan testarudo y orgulloso que no pude reconocer una ofrenda al
verla, estaba tan preocupado en ser controlador…
(De una entrevista en televisión con
Rafael Pi Roman)
Sobre la diferencia
entre escribir cuentos y novela
Es, completamente, un grupo diferente de
condiciones, de parámetros, de protocolos para una novela. Por lo menos para mi
mente. Los cuentos, para mí —no para otra persona, sino para como yo trabajo y
como conecto los cuentos— mucho de su poder viene de lo que dejas afuera.
Entonces, está lo que yo llamo enormes silencios productivos en los cuentos,
que son gran parte de su encanto. Por el otro lado, en una novela, las novelas
suelen ser más sobre la abundancia. Suelen ser menos sobre la escasez. Integran
más información. Una novela siempre está buscando excusas para meterse en
disgresiones. Y, de hecho, las disgresiones de una novela suelen ser una parte
fuerte de lo que están haciendo. Pero según mi propia experiencia, las
disgresiones no funcionan muy bien en los cuentos. Los cuentos suelen ser muy
teleológicos. Muy instrumentales. Las novelas suelen ser más como las personas.
Es más difícil acorralarlas, es más difícil lograr que se mantengan en el tema…
(De una video-entrevista tras la
publicación de su último libro “This is how you loose her”)
Sobre descubrir su
vocación literaria y tomársela en serio
Había una parte en mí que supo que si
realmente quería ser un escritor, si realmente quería ser una persona que vivía
en las letras –dentro de la literatura- que tenía que tomarme esto tan
seriamente como los atletas universitarios se tomaban sus deportes…
No me creía escritor hasta que publiqué
mi primer libro. No fue solamente terminar el libro, no fue conseguir el
contrato, no fue tener agente. Fue cuando sujeté ese libro en mis manos…
La mayoría del proyecto de ser un
escritor no es lo que tú piensas: de hacer que se conectan las palabras, de
hacer que las frases suenan bien, imaginarse tramas e imágenes… La mayoría es
conseguir el coraje de poner sobre el papel las cosas que tienes que poner.
Como escritor tienes que ponerte en un lugar de miedo todo el tiempo. El mero
hecho de que tú sientas miedo por algo significa que tienes algo que merece ser
contado. Y eso no se puede subvalorar.
(En un video de la universidad de
Rutgers)
Sobre cómo descubrir
y trabajar un mundo
El sueño de un escritor, y mi sueño, es
que esta familia dominicana en particular abra una puerta, no sólo a la experiencia
americana sino también a la experiencia dominicana a través de su especificidad
particular granular. Ese es el poder de la literatura. La literatura gana su
universalidad siendo muy específica. Pones un fulano en un barco de ballenero
en el siglo 18… ¿Cuántas personas eran balleneros? Y sin embargo esa
experiencia muy, muy minúscula se convierte en una manera por la cual podemos
comprender no solo Amárica sino, en algunas formas, la condición humana. Moby
Dick tiene más de cien años y aun nos sentimos profundamente conectados a ese
libro. Pero nos sentimos conectados a él por su particularidad.
(En el video de la beca MacAurthur)
Sobre cómo construir
la voz de un narrador
Tienes que averiguar la distancia, lo que
mis alumnos de física llamarían el punto de Lagrange. Esta distancia perfecta
desde el cual consigues toda la familiaridad y la cercanía y el calor de la
narración, pero también consigues la necesaria distancia contextual. Consigues
cierto aspecto de una vista que te permite ver la imagen más amplia y las
consecuencias. La primera persona es una forma magnífica, es un modo que he
usado mucho; la tercerea persona la he usado numerosas veces; pero la segunda
persona me pareció la zona ideal donde tendríamos acceso a los corazones de
estos personajes, pero también podríamos ver la imagen más amplia de lo que
estaba pasando. Y para ser honesto, muchos de estos cuentos intenté escribirlos
por muchos años en la primera persona, pero solamente funcionaron cuando por
fin pasé a la segunda persona.
(En una video-entrevista en The Wall
Street Journal)
Sobre cómo usar las
herramientas de ciencia ficción dentro de la narrativa convencional
Una de las cosas que enseño en MIT es una
clase en construcción de mundos (world building) por varios medios narrativos.
Entonces, tengo chicos que quieren hacer cómics, tengo chicos que están
trabajando en videojuegos, otros están en cine, hay chicos haciendo cosas en
papel y tinta: ficciones. Entonces cada uno de estos medios tiene sus cosas,
pero la construcción de mundos es un componente esencial de todos. Lo que me
interesa a mí profundamente es que todos nosotros nos movemos por mundos que
damos por descontados… nos resultan comunes y corrientes. Ni si quiera pensamos
en ellos. Pero si vas a hacer cualquier tipo de arte o contar cualquier tipo de
cuento tienes que producir el mundo en el cual tus personajes y sus conflictos
están situados. Aun si es el mundo real, tienes que producirlo. Tienes que
crearlo. Tienes que construir un mundo. La mayoría de nosotros no nos damos
cuenta del world building en lo que llamamos ficción común y corriente. Lo que
llamaríamos ficción literaria o mainstream. Pero por supuesto que ocurre.
Entonces lo que me interesó a mí profundamente es que yo crecí leyendo una
tonelada de ciencia ficción y de fantasía y de horror. Géneros en los cuales la
construcción de mundos es lo que se usa para acrecentar y contextualizar el
conflicto….
Lo que me pasa es que me obsesiono con
leer todos estos libros y me doy cuenta de que hay casi ninguna diferencia
entre Jane Eyre construyendo su mundo, un mundo que ella conocía completamente
—estamos hablando de la presencia narrativa— ella lo conocía perfectamente,
pero aun así se esforzó para asegurarse que explicaba el mundo para lectores;
versus un Tolkien, quien es en alguna manera la persona más importante en
nuestro concepto de el constructor de mundos tradicional, cuando se esfuerza
para explicar la Tierra Media.
Y me dí cuenta que cualquier relato que
vale la pena leer requiere que el mundo sea comunicado de una manera eficiente
y, en muchas formas, de la forma más bella posible. La Republica Dominicana,
algo que yo conozco increíblemente bien, y Nueva Jersey central, otro lugar que
conozco increíblemente bien... Me di cuenta de que la parte de lo que yo
conocía tan bien, tenía que traducirlo, tenía que crearlo. Y, nuevamente, los
puntos de un buen world building, sentí que era natural usar fantasía, ciencia
ficción, horror, como una forma de mostrar como casi no hay diferencia. Toman
de las mismas gramáticas.
(En una charla en Google el 14 de
septiembre, 2012)
Sobre la naturaleza
del arte y el afán de los artistas de hablar sobre lo prohibido
En nuestra cultura, la cosa con artistas
es que los artistas están fundamentalmente atraídos a las cosas a las que nadie
se quiere enfrentar. Esa es la naturaleza del arte. Inmediatamente se va hacia
el silencio. Inmediatamente se va hacia la ausencia. Entonces, no es algo malo
para hacer, pero si tienes que tener cierto temperamento para hacerlo. Es un
poco un cuento de horror tanto para el artista como para la gente, porque no es
como si el artista promedio consigue placer poniendo en evidencia cosas a la cuales
la gente se resiste. De verdad. Raro es el artista que se va a dormir pensando:
Aha. He sido transgresor, me siento grandioso. Usualmente cuesta —no es
solamente validación del ser— a un artista tanto quebrar estos campos de
fuerza. Pero creo que los que estamos atraídos por ser artistas sabemos que
esto es importante, sabemos que estamos al servicio de una causa más grande.
Entonces lo haces.
En una charla en Google - 14 de septiembre, 2012
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