En el combate la intransigencia se vuelve obligatoria, la
negociación y el compromiso, traiciones
Por Tzvetan Todorov
El verano de 2012, como el de 2011,
ha estado sembrado de ecos de guerra, aunque en esta ocasión en un país árabe
distinto, Siria, en vez de Libia. Y no son las fuerzas occidentales (las
nuestras) las que aplastan al infame enemigo, sino que se trata de una guerra
civil de la que, al menos en teoría, no somos más que meros espectadores. La
impresión general que saco de mis aproximaciones veraniegas a los medios de
comunicación es la de la fascinación ante el espectáculo bélico.