martes, 11 de septiembre de 2012

La fascinación ante la guerra

En el combate la intransigencia se vuelve obligatoria, la negociación y el compromiso, traiciones



El verano de 2012, como el de 2011, ha estado sembrado de ecos de guerra, aunque en esta ocasión en un país árabe distinto, Siria, en vez de Libia. Y no son las fuerzas occidentales (las nuestras) las que aplastan al infame enemigo, sino que se trata de una guerra civil de la que, al menos en teoría, no somos más que meros espectadores. La impresión general que saco de mis aproximaciones veraniegas a los medios de comunicación es la de la fascinación ante el espectáculo bélico.