Por Edmundo Paz Soldán
Hace
algunos meses Los Simpson le dedicó todo un capítulo a David Foster Wallace.
"A Totally Fun Thing That Bart Will Never Do Again" se inspiraba en
uno de los más célebres ensayos/crónicas del escritor norteamericano, y era Los
Simpson en estado puro: irónico, lleno de guiños y referencias, de vuelta de
todo. Un lugar ideal para homenajear al autor de La broma infinita, pensé. ¿Por
qué no? Después de todo, ¿no era Foster Wallace irónico, cínico, meta, posmo?
Poco después descubrí -debí haberlo adivinado- que Foster Wallace creía que,
aunque Los Simpson era un show "importante", también era
"corrosivo para el alma" porque parodiaba y ridiculizaba todo;
después de una hora del show tenía que salir "a mirar una flor o algo por
el estilo".