martes, 4 de septiembre de 2012

El ojo del escritor


Documentos autobiográficos, los dibujos de un escritor valen como “escritura privada” frente a la obra pública. Luis Gusmán recorre garabatos, caricaturas y bocetos para analizar esa zona de “tensión recíproca” entre la visión y el trazo.

Por Luis Gusman

BAUDELAIRE. Se dibuja a sí mismo, tinta sobre papel, sin fecha.


En la historia de la literatura los escritores han mantenido con la pintura una relación definida por André Breton como “un poder de exaltación recíproca”. Que este recorrido comience con una cita de este autor, es porque en ningún otro movimiento artístico hubo tantos escritores pintores. Basta nombrar a Salvador Dalí, probablemente uno de los mejores escritores en su lengua. Se podría agregar: Antonin Artaud, Paul Eluard. Pero la lista, antes y después del surrealismo, se transforma en catálogo. Prosper Mérimée y William Blake, son quizá los más dotados pictóricamente. Algunos con mayor fortuna y pericia, otros en el límite entre el garabato y la mancha como Allen Ginsberg, Gregory Corso o William Burroughs.