miércoles, 25 de julio de 2012

Los 47 finales de ‘Adiós a las armas’



Se reedita la novela de Ernest Hemingway con todos los colofones alternativos que el premio Nobel escribió


Por Eva Saíz

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“En una  entevista a Paris Reviem en 1958 en 1958, Hemingway contó a George Plimpton que reescribió el final de la novela 39 veces hasta dar con las palabras correctas”, explican en conversación telefónica desde Simon & Schuster, la editorial encargada de la publicación de la nueva edición, “Resulta que eran unas cuantas más”. Las 47 versiones se encuentran archivadas en la Colección Ernest Hemingway de la Biblioteca y Museo John Fitzgerald Kennedy de Boston. Sean Hemingway, el nieto del autor y uno de los mejores conocedores de la obra de su abuelo, y Scribner, la firma que lanzó la mayoría de los libros del escritor, llegaron a un acuerdo para reeditar la novela con los distintos colofones, así como otras anotaciones manuscritas del Nobel, la introducción que escribió para la edición de 1948, la cubierta original de la primera publicación de 1929 y varios de los títulos para el libro que Hemingway descartó. “Hasta ahora, todo este material solo podían consultarlo los estudiosos y expertos", puntualizan desde Simon & Schuster.

¿Quién es Peter Stamm?





En El Boomeran(g) 
Blog Literario en Español de Edmundo Paz Soldán

Peter Stamm: El reto no es el lenguaje, sino la estática


Entrevista

Por Eduardo García Rojas y José Aníbal Campos


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Peter Stamm (Münsterlingen, Suiza, 1963) es una de las voces más singulares de la narrativa de habla alemana de la última década. Con un estilo conciso, se declara discípulo de Chéjov y de los narradores norteamericanos de la llamada generación perdida. Sus novelas hablan de lo “torcido cotidiano”, de esas vidas en apariencia insignificantes, pero llenas de tensiones, de fracasos, de alegrías ínfimas, de esperanza y desencanto. La más reciente, Siete años (Acantilado, 2011), es una novela sobre la incomunicación, y su autor, casi como un sello de su estilo, parece solo dedicarse a iluminar esas zonas oscuras de sus personajes, al tiempo que parece decirnos: “En ese juego de luces y sombras, en esa contraluz, cobra contornos la belleza de la vida.”