Un libro reúne por primera vez todos los
dibujos y últimos escritos en
prosa del poeta francés. Las notas
muestran la cólera y tristeza del autor.
Por Elsa Fernández-Santos
Acorralado por la penosa enfermedad que
cercenó su vida, el poeta maldito por excelencia, el hombre que se elevó sobre
la vida y entendió sin esfuerzo “el lenguaje de las flores y de las cosas
mudas”, llenó su larga agonía de coléricas notas. “De niño tuve en mi corazón
dos sentimientos contradictorios, el horror de la vida y el éxtasis de la vida.
Es el sello de un holgazán enfermo de nervios”, escribió Charles Baudelaire
(1821-1867) en estos Fragmentos póstumos
que ahora publica la editorial Sexto Piso. Un volumen que reúne por primera vez
todas las notas en prosa finales y también todos los dibujos del autor de Las flores del mal.
“En Francia se ha publicado parte de
estos fragmentos, pero siempre en libros en los que muchas de las notas se
habían descartado. Las ediciones españolas siempre eran traducciones directas
de esas ediciones francesas. En este libro, sin embargo, hemos trabajado
directamente sobre los originales. Están todos. No existe, ni siquiera en
francés, un libro de estas características”, afirma el escritor mexicano
Ernesto Kavi, encargado de la investigación y recopilación que contiene el
volumen.
Las notas originales se encuentran
repartidas entre la Biblioteca Nacional de Francia, la Biblioteca Jacques
Doucet y dispersas en colecciones privadas. “Otro tanto ocurre con los
dibujos”, explica Kavi. “La Biblioteca de la ciudad de París posee cuatro y es
la que más tiene. El resto está desperdigado en manos de particulares”.
Tras su muerte en una clínica de París,
la madre de Baudelaire recogió uno a uno los papeles de su hijo, pequeñas hojas
arrancadas de cuadernos en las que anotaba, en lápiz y a pluma, lo que él mismo
llamó “proyectiles”, junto a páginas dedicadas a pensamientos, aforismos,
listas y proyectos. Madame Aupick se las entregó a su editor, Auguste
Poulet-Malassis, el único que podía encontrar algún sentido en aquel caos.
Malassis los ordenó y es esa la ruta que ahora se ha seguido. Los dibujos, la
mayoría en manos de sus amigos, también fueron recogidos por el editor en un cuaderno.
Vivieron una azarosa vida. Fueron publicados y reunidos, pero en 1988 salieron
a subasta y se volvieron a dispersar.
Los pensamientos de Baudelaire muestran
la rabia, cólera y tristeza de un hombre rodeado por la enfermedad y el exilio.
Su caligrafía es desordenada. Pero, lejos del tópico del poeta embriagado y
mujeriego, surge el hombre preocupado por el futuro. “Para él, el trabajo era
una tortura, pero no hacía más que trabajar, le preocupaban su gloria como
poeta y el dinero. Las notas son un fiel reflejo de esa batalla interior entre
el desorden de su vida y su pensamiento y el orden que quiere imponerse para
ser un gran artista”.
Dibujo de Baudelaire 'La Fanfarlo'.El 23
de enero de 1862, el poeta escribe: “En lo moral, como en lo físico, siempre he
tenido la sensación de un abismo, no solo el abismo del sueño, sino el abismo
de la acción, de la ensoñación, del recuerdo, del deseo, del arrepentimiento,
del remordimiento, de la belleza, del número… He cultivado mi histeria con
placer y con terror. Siempre tengo vértigo y hoy he sufrido una singular
advertencia, he sentido pasar sobre mí el viento del ala de la imbecilidad”.
Baudelaire reflexiona una y otra vez
sobre las tareas del escritor, sobre la inspiración y el tiempo. Anota que el
placer desgasta, pero el trabajo fortifica. El coraje del escritor, el destino,
la concentración frente a la dispersión. El poeta zarandea sus obsesiones.
“Sería dulce, quizá, ser, alternativamente, víctima y verdugo”, apunta. Surge
su profundo y estrecho sentido de lo sagrado: “Si la religión desapareciera de
este mundo, volveríamos a encontrarla en el corazón del ateo”.
En La Folie Baudelaire (Anagrama),
Roberto Calasso ofrece un consejo que bien vale para el libro que ahora se
edita: “Para quien está rodeado y atormentado por la desolación y el
agotamiento es difícil encontrar algo mejor que una página de Baudelaire.
Prosa, poesía, poemillas en prosa, cartas, fragmentos: todo sirve”. Quizá basta
para ilustrar las palabras del escritor florentino un fragmento perteneciente a
uno de los manuscritos menos conocidos, que catalogado bajo la letra D está
custodiado por la Biblioteca Literaria de Jacques Doucet. La lucidez del poeta
maldito solo puede provocar hoy un fatal escalofrío acompañado de un aliento de
esperanza: “Síntomas de ruina. Construcciones inmensas. Uno sobre otro,
demasiados apartamentos, habitaciones, templos, galerías, escaleras,
desembocaduras, belvederes, farolas, fuentes, estatuas. —Fisuras, grietas.
Humedad que proviene de un contenedor situado cerca del cielo—. ¿Cómo advertir
a las personas, a las naciones?, advertimos, al oído, a los más inteligentes”.
Tomado de El País de España – 7 de octubre de 2012
Publicación N° 32
No hay comentarios:
Publicar un comentario