29 autores se
reúnen en el Festival de Poesía de Pereira, que celebra su sexta edición.
Piedad Bonett, Jaume Pont, Louise Dupré o William Ospina son algunos de los
participantes
“Aquí hay mucha desdicha, hay mucho dolor, y
con esta violencia de todos los días buscamos refugios en el arte. Por eso el
teatro y la poesía tienen una asistencia masiva”. Es la explicación de la
poetisa colombiana Piedad Bonnett a la fuerza de los festivales de poesía en su
país. Estos días se realiza uno de ellos, en el que participa esta autora y
ganadora del último premio Casa de América de Poesía Americana; una propuesta
modesta en la zona cafetera de Pereira -nacida con el referente del Festival de
poesía de Medellín- en el centro del país que en su pasada edición logró
congregar a más de 10.000 personas.
¿Cómo
consigue una iniciativa periférica y sin un gran presupuesto hacerse un hueco
entre tanta oferta? El Festival de Poesía de Pereira nació impulsado por la
actividad cultural de la universidad local, y en especial por un equipo de
estudiantes que apenas sobrepasan la treintena. Juntos fundaron a finales de la
década de los noventas una revista, Luna de locos, que es la principal
impulsora del Festival. El director de ambos proyectos es Giovanny Gómez,
colombiano que con apenas 19 años ya comenzó a dedicarse a actividades de
gestión cultural. “Gracias a la revista y al Festival hemos hecho amistad con
muchos poetas internacionales, y así hemos logrado que nos visite gente que de
otra manera no se acercaría a esta zona del país”, reconoce orgulloso Gómez.
En
esta sexta edición, al nutrido grupo de poetas colombianos -entre ellos,
William Ospina- se suman el español Jaume Pont, la canadiense Louise Dupré, el
mexicano Jorge Fernández Granados. El programa prevé 52 actividades en cinco
días que recorrerán Pereira y cinco municipios del departamento de Risaralda
(La Virginia, Belén de Umbría, Marsella, Dosquebradas, Quinchia y Santa Rosa de
Cabal) con talleres de apreciación literaria, conferencias, y galas de poesía.
Cartel del VI Festival Internacional de Poesía de Pereira |
Gómez
explica desde la sede del Festival los motivos de la supervivencia de su
proyecto. “Sentimos que la poesía se ha perdido en la sociedad porque se ha
vuelto muy ininteligible para la gente joven. Para devolverle importancia hay
que convertirla en un hecho social”. Para su director es especialmente
reconfortante el eco que recibe del público. Las actividades están destinadas a
un marco popular, especialmente el de los niños y los colegios, donde se
desarrollan gran parte de los numerosos talleres.
Robinson
Quintero, otro de los poetas participantes, da su visión sobre el fenómeno
cultural que rodea a estos festivales: “Si el evento tiene luz, la gente
asiste. Acá las lecturas se tienen que alimentar no solo de poetas que leen
para el público al aire libre, eso sería un poco tedioso. El público conecta
con el poeta que baila, que actúa, que aúlla”. Parte de todo eso está presente
en el festival. En los verdes bosques de la zona, los poetas florecerán durante
esta semana como una pieza más del ecosistema en una suerte de gymkana para los
asistentes que irán encontrándose con ellos a medida que se sumerjan entre las
plantas. Performances como esta animan a la gente a participar. Otra iniciativa
es la "lluvia de poemas", en la que los niños y demás participantes
sueltan miles de composiciones impresas para que inunden las calles de Pereira.
Los
organizadores son conscientes de que la zona cafetera se distingue más por el
comercio que por la cultura, y por eso, de momento no se concentran demasiado
en la venta de libros, sino en “devolver la poesía al espacio público”. Algunos
de los participantes de este año hasta ahora habían sido asistentes como
público de las escuelas, y esa demostración de interés es uno de los gestos que
más emocionan a su director. “Esta es una ciudad pequeña que invita a tener el
contacto para acercar a los visitantes con la gente”, dice. Bonnett sigue esa
estela: “En otros sitios el público aplaude y se va. En Colombia hay una cosa
como mucho más amorosa alrededor del poeta”.
La
camaradería y la amistad son dos de los motivos que explican la afluencia de
autores a este certamen. “Aprovechamos para intercambiar nuestros libros entre
los poetas. Hay un flujo semisecreto de la poesía que tiene mucho que ver con
estos encuentros”, apunta Bonnett, y Gómez lo relaciona con la actividad de la
revista, en la que muchos de los participantes colaboran: “Hemos logrado que
sea gratuita y que grandes escritores nos regalen sus textos”. Canjeando esas
revistas con esos autores es como han conseguido que su modesta tirada de 500
ejemplares viaje por todo el mundo.
“Es
un público muy variado, pero el entorno es de urgencia", afirma Quintero,
quien agrega: "Vivimos el asedio de violencia y buscamos identidad, somos
una nación joven todavía. Esto a la gente le orienta a mirar un poco más
espiritualmente lo que somos, pero uno quisiera que hubiese tantos lectores de
libros como asistentes a estos festivales, y eso no pasa".
Publicación
N° 22
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